domingo, 29 de julio de 2012

NORMOSIS




Desayunas, comes, meriendas y cenas con la descomposición social y política. Estás sitiado, agredido, manejado y explotado, como siempre, pero más. Vives en vilo, mañana puede ser peor. Te provocan repulsión aquellos que desde el podio electoral, esclavos del capital, restringen o anulan tus derechos pues no votas para eso. Nadie en su sano juicio lo hace y si tú lector, eres uno de ellos, muérete y si, sin serlo no lo sientes así, muérete también pues eres colchón en el que retoza su tiranía. Jesucristo no tuvo compasión con los profanadores del templo, ¡qué menos que repeler a quien no respeta el santuario de tu alma!

Lo digo, ¡no quiero un mundo con ellos! Que se queden los tronos de oro adquiridos con astronómicos sueldos privados o públicos y se coman sus denigrantes decretos y contratos y  nos dejen en paz. ¡No me producen el más mínimo sentimiento fraterno! Les estamos poniendo no las mejillas, sino el cuerpo entero. Antes o después, a los individuos dispuestos a no imponer ni ostentar poder sino a compartirlo, no nos quedará otra salida que la de crear un espacio propio y nadie podrá arrogarse el derecho a impedirlo. Habrá quienes se planteen construir  o repoblar aldeas o pueblos que den origen a una colectividad distinta, in-dependiente y quienes utilizando las estrategias adecuadas se organizarán en las localidades actuales para crear una vida municipal propia al margen de la presente organización administrativa. Es difícil, pero no imposible, crear comunidades gobernadas por la inteligencia colectiva de personas que no pretendan codearse con el poder sino deshacerse de él y anteponer el acuerdo común al seguidismo idiotizado a un partido o un líder. Una colectividad con personas dispuestas a hacer frente a todo tipo de eventualidades para conseguirlo, incluso a la violencia que ejercerían sobre ellas desde los órganos de gobierno las “gentes de orden” al considerarlas subversivas.

De momento  miro a mi alrededor y veo poca chicha para ese guiso. La mayoría, diría que el noventa y mucho por ciento de la población considera “normal” que los gobernantes puedan imponernos la injusticia y no sepamos qué hacer ante eso; que  es "normal" vivir al dictado de los mercados; que lo “normal” para reactivar la economía es el consumismo; que lo “normal” es la competitividad, la lucha por tener más a costa de avasallar conciencias y destrozar la tierra; que lo “normal” es hacer las cosas en función de su rendimiento económico y no de las satisfacciones que pueden producirnos; que lo “normal” es recibir un mísero salario y dar las gracias porque en estos momentos difíciles nos "dan" trabajo; que lo “normal” es que haya hambre en el mundo, pobreza, afán de lucro y la explotación del que tiene que aceptar cualquier cosa con tal de poder comer; que lo “normal es el culto a la personalidad; que es “normal” vender armas con tal de hacer negocio; que lo “normal” es que no se deje entrar en el país nada más que al que nosotros queramos, porque somos dueños universales de este trozo de tierra; que lo “normal” es vivir nuestra vida sin preocuparnos por los demás aun cuando hemos de hacerlo para que no nos impidan vivir la nuestra y llegado el caso puedan ayudarnos a vivirla; que lo “normal” es rendir culto a dioses y a sacerdotes religiosos o laicos que en todo momento nos piden sumisión a sus preceptos lo que impide el desarrollo de una espiritualidad propia; que lo “normal” es ser un ciudadano borrego ejemplar ; que lo “normal” es escurrir el bulto y que otros solucionen los problemas que nos afectan como colectividad; que lo “normal” es vivir en esa “normalidad” mayoritariamente aceptada que nos hace enfermos de NORMOSIS, patología de la que no somos conscientes y que se caracteriza, en palabras de Pierre Weill, por apego a lo que tenemos, miedo a perderlo y estrés visualizados en estados más o menos intensos de ansiedad . ¿Como no va  a crear ansiedad tener tu presente y tu futuro en manos ajenas? Por eso no es de extrañar que sientas un cierto malestar general, tensión muscular, impotencia, desánimo, algo de presión en el pecho, ahogos, mareíllos y que tu atención sea dispersa, tus ideas inconexas. Procuras emplear el tiempo en cosas intrascendentes, tienes sensación de cansancio y adormecimiento, mal genio, estas sin ganas de no hacer nada, obras por obligación...vas tirando…vas MURIENDO.

¿Ir muriendo?...¿Sobrevivir como muertos?...¿Morir para renacer?...¿Morir para extinguirse?

Si has captado el mensaje, adivinarás por cual opción me decanto. Atrévete. Ayúdame a atreverme. Atrevámonos juntos.