Si por algo se caracteriza
la religiosidad popular es por el seguidismo intelectual. Todos los
que hemos nacido en el seno de una familia católica en España sabemos por
experiencia que desde la más tierna infancia, en la escuela y en las parroquias
se refuerzan elementos del pensamiento preoperacional como el animismo y el
mimetismo condicionando la afectividad del niño a imágenes e historias de la
Biblia mediante la participación en ritos y actividades lúdico-festivas en las
que se les habitúa a no cuestionar nunca el mensaje que se presenta como
incontestablemente verdadero. A mí me costó llegar casi a los treinta y tres
años para romper los barrotes de ese borreguismo en el ámbito de lo
religioso. Curiosamente mi distanciamiento comenzó, años antes, a partir de unos ejercicios
espirituales.
Esta entrada surge a partir de
mi interés por exponer la importancia del hecho de enfrentarse a la información
presente en los textos religiosos cuestionándola, una actitud que nunca se podrá adoptar en las clases de religión ni en las sesiones de catequesis. En esta ocasión he elegido algunos fragmentos del principio del Génesis, un texto que fundamenta el poder creador del Dios cristiano. La estrategia: plantear preguntas cuyas respuestas dejo para el lector. En su
elaboración, como se puede comprobar fácilmente, han influido notablemente textos
de Sebastián Agulló -de imprescindible lectura- que desconocía, a los que
llegué por asociación de ideas y en los que me he basado para reordenar y completar
las anotaciones que tenía. Se puede acceder a ellos a través de los enlaces que
aparecen al final del artículo.
1.1. Al principio creó Dios los cielos y la
tierra.
Al principio…Se deduce de la
frase que el autor del Génesis considera que Dios existía antes que el Universo
y así lo afirman los judíos, cristianos y musulmanes. Pero entonces surgen
algunas preguntas. ¿Dios existe únicamente en el espacio que ocupa el Universo?
Si es así ¿la expansión del Universo significa que Dios también “crece” o... estaba “encogido” y se va desplegando haciendo que el Universo se extienda con
Él? ¿Estamos asistiendo a una expansión de Dios que en contra de lo que se dice no es inmutable?. La siguiente pregunta surge en paralelo a las anteriores: ¿Dios “ocupa” más, es decir es más
extenso que nuestro Universo? Si es así, ¿habrá creado o estará creando otros universos distintos al nuestro
pues todavía “le caben”? ¿Podría, en su afán creador, replicarse a sí mismo en una especie de gemación divina y generar otras posibilidades, otros universos?
1.26. Dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra
imagen, conforme a nuestra semejanza, y …
Por su contexto “Dijo Dios” es una forma coloquial de expresar el deseo divino de
crear. A pesar de ello la elección de esta expresión no es casual. El autor
quiere dejar claro el hecho, defendido por las iglesias cristianas, de que Dios
se pone en contacto con los hombres y éstos, o por lo menos algunos, son
capaces de entenderle. Pero, ¿cómo se produce esa comunicación?, ¿Dios se materializa
en forma humana, animal, vegetal… y utiliza el
lenguaje de los hombres o bien Dios entra y sale a su capricho en cualquiera
de nosotros actuando directamente sobre nuestras neuronas produciendo verbalizaciones e imágenes? Teniendo en cuenta que los pensamientos e imágenes provocan emociones y sentimientos,
¿es la simple idea o imagen de Dios que cada uno se hace el origen del sentimiento
de conexión con Él? Si fuese así Él entonces no nos hablaría, sería la idea que nos
hacemos de Él la que funcionaría como el estímulo que provoca en nuestro cerebro las alteraciones propias del estado místico.
2.7. Entonces Yahvéh-Dios formó al hombre del
polvo de la tierra, insufló en sus narices aliento de vida y fue el hombre ser
viviente.
Polvo y soplo, cuerpo y alma. Si Dios crea
un alma y un cuerpo para cada uno de los nosotros, ¿con qué criterios reparte “talentos”
físicos y espirituales? ¿A capricho? Estas preguntas cobran especial relevancia
en el caso de los que nacen disminuidos psíquicos: ¿son almas malformadas, con defectos de "fabricación"o…lo que es deficiente biológicamente es su cerebro y por eso su alma no se
puede manifestar adecuadamente? Y digo yo: ¿le es tan gratificante crear un ser deficiente o condenar a un alma a no poder manifestarse en plenitud? ¿Resulta
dañada el alma en éste último caso? ¿Abre la puerta esto a pensar que no todo
lo que hace Dios es bueno?
La pregunta para mí más
trascendental la dejo para el final: yo no consigo percibir de ninguna manera
mi alma y por lo tanto, localizarla. ¿Alguien lo ha conseguido y puede decirme
como lo hace?
2.16-17. Y Yahvéh-Dios dio al hombre este
mandato: De todo árbol del jardín podrás comer; más del árbol de la ciencia del
bien y del mal no comas, pues en el día que comieres, morirás sin remedio.
La metáfora empleada en este
fragmento invita a pensar que Dios manifiesta al autor del Génesis… ¿ ? … que en el mundo por Él creado, el
bien y el mal, de alguna manera, están asociados. Independientemente de considerar el Mal como ausencia de Bien o defender que ambos son dos entidades diferentes, lo malo y lo bueno existen en nuestro mundo. Dios no podría crear algo que
no esté en Él, luego Dios es Bien y Mal. Es más, en versículos anteriores el autor repite
en varias ocasiones que Dios estaba contento con todo lo que había hecho, lo
que sin duda, aunque no lo diga textualmente, es extensivo a terremotos y
huracanes, ¿o no? Luego el “árbol de la ciencia del bien y del mal” es decir el
tándem Bien-Mal, como todo lo creado por Dios, es bueno. Mis preguntas serían: ¿No es esto una contradicción con el mensaje de las jerarquías católicas que se empeñan en catalogar al Dios
creador exclusivamente como Bondad? Cada cuál sabemos de los actos de bondad y de maldad de los que hemos sido capaces y lo que nos cuesta ser buenos y que del mal que hacemos surgen posibilidades creadoras de hacer el bien. ¿Será en eso en lo que somos hechos a imagen y semejanza de Dios? Los castigos de Yahveh descritos en la Biblia son terribles y aparte de que
tal vez debamos revisar lo que entendemos por actos buenos, ¿no será más bien que
Dios no pudo ni puede hacernos de otra manera? Más aún, teniendo en cuenta lo dicho hasta ahora: ¿no será que el autor del Génesis y sus
sucesores en la fe se inventan un Dios para explicar un mundo que desborda a nuestro
entendimiento?
Habrá a quienes las
preguntas le parezcan inconvenientes. A ellos les diría que el pensamiento que
progresa es el pensamiento osado. A otros les parecerán ridículas, a otros insuficientes. Lo acepto
siempre que las desmonten,las respondan o las completen con coherencia. Al fin y al cabo no
soy un Dios.
LECTURAS RECOMENDADAS.
“Deconstrucción de Dios”. Sebastián AGULLÓ
“Deconstrucción del alma y el dualismo”. Sebastián AGULLÓ
“¿Dios?”. Sebastián
AGULLÓ
“El aciago demiurgo”. E.M.Ciorán