martes, 3 de junio de 2014

Ela.

Tez noche. Pelo noche. Mirada noche. Estatua encarnada. Timidez desnuda. Muda como el silencio mudo. Misterio impropio de trece años. No le conocí amigas ni amigos. Yo le hablaba, le ordenaba tareas, pero no le comunicaba y día tras día me sentí fracasar ante ella. Pasamos el curso en gris, ni “pa” suspender ni “pa” aprobar, así que… le aprobé. Dejó el título de graduado escolar en espera, porque sus padres eran de los que negaban a sus vástagas continuar estudios. A lo que no esperó fue a despertar a la vida de la mano y los besos de un compañero de clase, repetidor y vividor. Me lo refirió él mismo al reencontrarnos veinte años después, en un momento de nostalgia. En la excursión fin de curso, me dijo. La noche que bajamos a la playa. Por un momento me escabullí hacia el chiringuito cercano a  comprar tabaco. Cuando di la vuelta para regresar, la vi, de pie, absorta, mirándome enmarcado en el mar.  No supe por qué, pero me acerqué, le tomé la mano y paseamos en silencio bordeando el ingente azul. Nos sentamos. Temblaba. La atraje hacia mí y pasó lo que pasó. Mi sorpresa avivó aún más la picardía en sus ojos. “Si, tan calladita”, dijo buscando en mí la complicidad de macho. Me  molestó su comentario. No pregunté. Renuncié a saber qué pasó, fuese todo, nada, casi nada o casi todo. En aquel momento la quiso callada pero no ausente. Con una mirada consiguió un mundo y ahora menospreciaba todo aquello.


Probablemente Ela obtuvo lo que anhelaba desde que él apareció en clase. Si fue así, no supe verlo. En las escuelas, a menudo, estamos ciegos o cuanto menos, tuertos. La vida no pide permiso a maestros, padres, papas, presidentes, ni ministros. Somos sus prisioneros y lacayos. Aun en el suicidio, es ella quien da la orden. Como silencio, Ela tituló. Como silencio suscitó pasión. No fui testigo cercano de su evolución. Con el tiempo le llegaron el amor, hijos y nietos. Capaz de reproducirse en estado de larva, cada vez que la veo me parece estar a la espera de una transformación que no llegará nunca. Ela, minarete egregio, mar incierto. Crisálida del desierto.


                                                                 
                             Diario de la escuela oculta