sábado, 27 de agosto de 2011

Uno y Uno en Un Dos.

A los que se aman

Son dos. Ella y él,  dos ellas, o dos ellos, qué más da. Son aire de una misma morada. Pero son dos. Dos céfiros modulándose en el circuito de la convivencia. Dos hálitos moldeando  densidad y energía en palabras, miradas, caricias y abrazos. Dos vientos que viajan por tramos coincidentes pero que también recalan o se suspenden en distintos cielos.


Son dos. Dos ellas, dos ellos, ella y él. Que más da.  Son agua. Dos corrientes inmersas en el océano de la vida. Dos chorros impregnados de los inquietantes destellos de las profundas y bellas fosas que visitan. Submarinistas que emergen en irisadas olas, brazos de abrazos deseados e imposibles.  Pero no son dos en uno. Son uno y uno juntos en un dos. Siempre dos.  


Dos ellos, él y ella, dos ellas, qué más da. Son luz de dos. Dos fuentes luminosas que se propagan soñando hasta el infinito y regresando del infinito de sus sueños  para iluminar el escenario común de su existencia. Luz que aloja  secretos  y virtudes en cada banda de su espectro y que se difracta a voluntad para volcar en el otro el  color  que necesita. 


Rocas, dos. Ella y él, dos ellas o dos ellos. Da igual. Rocas fluidas, incesantes magmas que cicatrizan en peñones resistentes a los envites de la vida, vetas de áureos sentimientos y  flamígeros deseos. Dos estratos de grava y arenisca que se cubren en inimaginables posturas tántricas. Rocas que se erosionan y funden una y otra vez en el trascurrir del tiempo.


Pero son dos flujos a distinta velocidad, dos chorros a presión convergiendo con sus diferencias. Un  confluir que no siempre acontece con serenidad y embelesamiento. Hay  confluencias en las que uno pretende ser dos, disolvente y soluto, amante y amado, o que los dos sean uno imponiéndose, prescribiendo. Y llegan. Colisión frontal, erupciones imprevisibles, tormentas inimaginables. Vorágine. 

Entonces la común morada es encierro de desavenencias, infierno que se hace eterno. Lugar donde un atormentado silencio amplifica el chanclear  del otro. Temes  el frente a frente, los encuentros. Tus ojos esquivan sus ojos, aunque le mires con todo el cuerpo. El lecho nupcial, desmantelado. Desierto el soñar, el dormir,  despierto. Eres dolor, dolor de amor. Pero no es un dolor. Son dos. El tuyo y el del otro. Son dos, el dolor que sientes por ti y el que sientes por el que siente el otro. Dos fuentes de sufrimiento, dos manantiales de pesar por el desencuentro. Y por eso el reencuentro llega.  Por  gozar  de ser uno y uno en un dos. Un dos de dos, equilibrio dinámico del amor imperecedero.
                                                                                                                               Entre números

miércoles, 10 de agosto de 2011

JIJIVIDA .




Todos conocemos personas jijí-jajá y todos hemos tenido momentos jijí-jajá en nuestras relaciones. El problema es cuando percibes que el jijí-jajá se instala cuasipermanentemente en alguno de tus círculos de relaciones. Es un síntoma claro de que algo falla en nuestro yo social y entonces hay que reflexionar. Piensas: ¿estamos jijiflautas o acabaremos jijiflautastotal?¿Estoy con estos jijiflautas porque no tengo donde caerme muerto? ¿El jijivirus se “pega”? ¿Hacemos  el jijiflauta por miedo a  hacer otra cosa? ¿Se puede dejar de serlo?¿Ser jijipandi es ser amigosamigos…? Un jijiamigo  ya me habría dicho: ¡Juan! ¡Para, que me grillas!

Pero he abierto mi melón racional y no puedo parar. ¡Ah! los jijijajanianos ¿cómo sooon elloooos...?: 


Superficiales, aunque intentan disimularlo bombardeándonos con su palabrería. Me aburren.


Estereotipados. Opiniones encorsetadas y que repiten “de oídas” y a pesar de eso algunos se consideran transgresores. Me cansan.


Por acomplejados, orgullosos o “importanciosos” que decimos en mi tierra. Me cargan.


Donde estén y con quien estén, quieren ser centro. Egocéntricos. Me hastían.

Son unos bienqueda, pero cuando pueden coger presa, intentan no soltarla. Se creen fuertes. Entonces les aborrezco.

Individuos diversión, que no personas divertidas. De tanto intentarlo, a veces tienen su “conque”, que procuran explotar, pero es un conque que aunque puede tener "chispa", es insustancial,  no te aporta nada. Llegan a  resultarme indiferentes.

No quieren  relaciones que  les provoquen  interrogantes. No quieren cuestionarse nada. Se sienten seguros en su nadería. Los problemas se los ocasiona el mundo.  

En general, son individuos e individuas que suelen ponerse en evidencia, hasta cierto punto, inútiles, sin compromiso vital real porque no beben de la fuente de la vida y acaban p u d r i é n d o s e.  


Cuando con el tiempo, voy descubriendo que una persona reúne al menos las cuatro  primeras de esas siete “virtudes”, me digo:  ¡zás!  este es un posible jiji-jaja. Con las siete ya lo es total. De entre ellos, las jijimarujas resultan especialmente monótonas y las jijimariconas de lo más mordaz.  Pero también hay jijiconcejales trailleva que promueven humo y hacen polvo un ayuntamiento, por muy piripuestos que parezcan. Y jijimaestras (lo hacen todo bien, todo monerías, todo buenas notas, todo “cariñito”…) que si coinciden con jijimadres forman una combinación de lo más “formativa”.Y jijiarquitectos -¡hostias, las casas que hagan!- y  jijimédicos -¡hostias, hostias!-…y  podemos seguir por donde quieras.¿Habrá jijiputis? ¿Jijicuras y jijimonjas? ¿Y Jijijueces?...¡que miedo!.  Me pregunto si  el ministro Blanco ha tenido su momento jiji-jaja mala leche o es un jijimalo cuando dice que hay que bajar los sueldos...O si De Cospedal, marbellaveranea jiji-jajeando por ser jijibienpagá  con la que está cayendo en CLM y en España. O si nuestra Alcaldesa tiene momentos así cuando la paran en las calles a diestra y siniestra, por no decir su padre, que en vox pópuli es un no parar de relations por las rues villarteras, algunas de ellas en las que trabajan los contratados por el Ayuntamiento extraidos de la bolsa del paro. Claro que, como dijo una ppiana  refiriéndose a esto: ¡Eso es bueno!¡Que los vigilen es bueno! Lo dijo bajando la voz, pero lo dijo. Momento jiji-jajá ridi-ridi.


Resolviendo. Hay que distinguir las personas jijí-jajá de lo que son momentos de ese tipo, producto de situaciones cotidianas y por lo tanto inevitables. Respecto a las primeras, antes o después las aparto de mi vida con poco coste. Aunque sin mucha precisión estadística, puede que la cuarta parte de las personas  con las que me he tratado se encuadren en esta categoría. Si fuesen el cincuenta por ciento más uno, me preocuparía pues ya se sabe eso de :“Dios los cria …” Más me afectan los segundos cuando suceden en el ámbito familiar o en el de la amistad. Si llegan es  por algo. Un algo que no se “puede tocar”, sobre lo que no se habla y que es producto de la desconfianza y del miedo a ser sinceros. Un algo que provoca distanciamiento y algún que otro terremoto emocional del que puede llevar tiempo recuperarse.  Pero ese es otro cantar. 


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NOTA: He utilizado indistintamente el masculino o el femenino. En todos los casos ha de hacerse extensivo a los dos géneros.
Actualizado 11-VIII-2011