miércoles, 23 de mayo de 2012

CUATRO HOY Y MAÑANAS



El Uno. Deambula en casa. Sale. Entra. Tiene un título colgado en la pared y en su imaginación que así no le da para vivir. Solo él sabe lo que cuesta su hoy y su mañana.  Se recompone entre cigarrillos y cañas que mendiga en casa y algún concierto de rock que se chuta en el corazón.

El Dos. Cobra paro. A veces pone copas. Vuela en su utilitario y ronronea amores de media hora. Veintitantos, graduado escolar, dos diplomas del INEM y a veces ve pasar el tiempo como lo hacen los viejos, con muchos silencios. Dice reirse del hoy y del mañana, aunque viendo su cara lo hará para sus adentros.

El Tres. Dos hijos. Desempleado sin ayuda, las minichapuzas le dan más ánimo que pan. Nunca ha comido mucho y ahora, por necesidad, menos. Sus carnes se encuentran a nivel de sus reservas dinerarias y las turbulencias de sus sentimientos le empujan a cruzar el límite de lo decente. Puede que lo haga hoy mismo. Entonces su mañana y el de alguno de nosotros será diferente.

El cuatro. Con veintitantos se estruja los sesos para aprobar sin estudiar. Fusila exámenes y trabajos. Es su tercera carrera, las primeras, sin finalizar. Aunque ni se lo piense ni se lo diga nadie, es un picaflor inmodesto. Un vivo, vaya. El perfil del intelectualillo provinciano que hasta ahora ha vivido de la política y nos ha llevado a la ruina. Por eso hoy no sabe cual es su mañana.

Cuatro presentes que comparten marihuana y fútbol. Cuatro presentes de mierda hacia un mañana...¿común?. El Cuatro y el Dos podrían acabar como el Uno y los tres, como el Tres, en la cárcel. Pero los cuatro ya son legión. Si continúan creciendo serán causa de revolución o de involución. Imagina cómo serían nuestros días...
                                                                                                                               Entre números.





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