domingo, 26 de agosto de 2012

RUIDERONES (II)

                                                            11-08-2012
                                   Un día en el Olimpo de Ruidera





                                                      Versión 1

Despertarte el carricero tordal...mmm...Un placer

Deposición rápida y contundente. Un placer

El frescor de la mañana sobre la desnudez. Un placer.

Sentirse dios. Un placer.

Comer con quienes amas. Un placer.

Jugar con ellos. Un placer.

Escucharles. Un placer.

Remar contra el viento, junto a tu hijo. Un placer.

Abandonarse en los brazos de la San Pedra. Un placer.

Tumbarse sobre el césped bajo la protectora sombra de la sabina. Un placer.

Leer a Popper. Un placer.

Ducharse al sol. Un placer.

Sentarse a VER. Un placer.

Estar en calma. Un placer.


Jugar otra vez. Un placer.

Saberse deseado. Un placer.

Amar. Gozo y  placer.


Sólo un superficial afirmaría que éste fue un día al alcance de cualquiera.



                                                       Versión 2

Desperté con el silbo del carricero. Al abrir los ojos se me abrió el cuerpo y vestido de desnudez me dejé invadir por el frescor de la mañana. Fui caña de carrizo, tronco de sabina, gotas de cielo y agua, dios del monte y de mi casa. Como Cronos, ralenticé el tiempo para ser más consciente de mis horas. Como Neptuno, transfiguré mi caballo en un barca de sueños en la que llevé al menor de mis hijos a los confines de la San Pedra contra el empuje del viento. Desde allí, con la magia en los remos, ascendimos por un pasadizo secreto que nos llevó a la Tinaja, otro paraíso de agua que hizo todo por retenermos.

Como Júpiter, me disfracé de Guadiánide y me deslicé sin miedo por el vientre de la San Pedra desafiando en solitario a sus monstruos y a los míos. Ella, por el engaño confiada, me recibió en su lecho donde extasiado la preñé de deseos. A la velocidad del rayo, para evitar al celoso Neptuno y la intranquilidad a mi esposa, regresé a la orilla y bajo el sol me rocié de lluvia con la que borré su aroma. Al cabo de nada, sobre el césped, abandoné el mundo de las sensaciones para instalarme en el CONOCIMIENTO OBJETIVO de POPPER. Buceé en sus pensamientos para explorar los mios y desaté unos cuantos nudos de mi ignorancia camino de la divinidad humana.

En nuestro Olimpo de Ruidera, la palabra, el silencio y el juego, los templos de la existencia, gobernaron los lances de la jornada. La comida fue menú de comentarios y opiniones digeridos en plácida sobremesa. En el silencio de fuego de las cinco roto en la playa de Garijo, ESTUVE en ESTAR sentado frente a la laguna que siempre y nunca antes había visto. Fundidas la cadencia de sus efluvios y la de mi sangre, fui silencio en su silencio y en calma anduve quedo hasta que las risas de los míos, embaucados por Hermes en el campo de balonvolea, reclamaron mi presencia.

En la noche, como Eros, fui al encuentro de mi amada. Como la laguna, me esperaba. Como la laguna me sumergió entre sus aguas. Como la laguna, me respetó la vida con tal de que volviera a amarla.


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