domingo, 1 de febrero de 2015

En clave local (de mi pueblo y de tantos otros)


¿Avanzamos?....       SI/NO

¿Tenemos proyecto de pueblo?....  SI/NO

¿Percibimos  los cambios que se avecinan?  SI/NO  

¿Somos capaces de ponernos a pensar junto a otros?    SI/NO  

¿Somos capaces de trascender las tradiciones?     SI/NO

¿Somos capaces de negociar los problemas  complejos?  SI/NO

¿Somos capaces de inventarnos colectivamente?...SI /NO

¿Tomamos nuestra profesión como un medio para el desarrollo personal?  SI/NO 

¿Renovamos  cada cual  métodos de trabajo? SI/NO       SI/NO 

¿Somos capaces de Intercambiar generosamente conocimientos, información sobre negocios, profesiones…?    SI/NO

¿Estamos resignados  a ser gobernados o decididos a gobernarnos?  SI/NO 

¿Tenemos iniciativa de coordinación y de cooperación?  SI/NO

¿Estamos “cerca”, en el marco de las diferencias individuales? SI/NO

¿Tenemos como objetivo colectivo fomentar el talento individual?  SI/NO

¿Tenemos valentía para afrontar sin cinismo y falsedad nuestras relaciones?  SI/NO

Si  a todo colocas un SI, tú y yo vivimos realidades paralelas. Si a todo colocas un NO, y tras restregármelo por la cara,… ¿estarías dispuesto a colaborar para revertirlo en un SI?  Si tú, yo, aquella, aquél…salimos de nuestras estandarizadas y mercantilizadas repúblicas independientes y afrontamos el presente, introduciendo, como apunta José A. Marina, cambios en nuestras relaciones, podemos, sin ser personas extraordinarias, conseguir resultados extraordinarios.  

No hablo de perfección o santidad, demenciales palabras. Ni de uniformidad,  ni de formar una familia feliz de tres mil habitantes, infantil eslogan del nacionalcatolicismo que aún resuena en bastantes oídos. Me refiero a reorientar nuestra vida colectiva, a primar  la superación personal –que no el individualismo-, incluir la problemática actual en las manifestaciones culturales, tocar a arrebato para plantear colectivamente soluciones a los problemas que nos acucian, alejarse del tradicionalismo rancio ante las incógnitas del presente. De un tiempo a esta parte oigo con cierta frecuencia: “Villarta está muerto”. Y eso duele. Esa frase suena a ausencia de proyectos, a ámbito estéril. Me complacería escuchar a algunos de los cuatrocientos parados cosas como “nos estamos organizando para apoyarnos, interesarnos e involucrarnos en la gestión municipal de los planes de empleo, sentirnos menos solos y buscar posibles salidas a nuestra situación”. Preferiría oír decir a los maestros jóvenes que hace poco han finalizado sus estudios que están actualizando conjuntamente su formación teórico-práctica e introduciendo estrategias nuevas  en las clases particulares en las que se refugian. Y así uno a uno en todos los sectores de nuestra vecindad, en definitiva una actuación que no sea la de limitarse a difundir en las redes eslóganes, fotos o eventos happy-flower; a secundar el mimetismo ramplón que reina en casi todas las asociaciones existentes; ir más allá del “marujeo” institucionalizado; romper las barreras que impone el pensamiento antiguo; debatir –en esta tierra no se debate nada-; tomar en cuenta lo bueno, bello y útil de la expresión individual  marginal sin enmarcarla en inútiles e innecesarias trascendencias; adoptar iniciativas con y para las minorías; avanzar sin destruir a nadie pero sin ceder al lastre de los reticentes; favorecer que nuestra localidad se convierta poco a poco en escuela viva ajena al estereotipo y el esnobismo mercantilista; combatir a los depredadores que hacen negocio con las aspiraciones o necesidades de los demás y que convierten el trabajo en degradación; hacer frente a la burocracia y talante de los sucesivos y efímeros gobernantes locales que ignoran al pueblo en la toma de decisiones importantes (1).

No encuentro una base programática mejor ante las elecciones que se nos avecinan y ya me gustaría que inspirase propuestas concretas a los que están decididos a jugar por un asiento en el ayuntamiento de pueblos como el nuestro. Navegar por las apasionantes aguas del conocimiento colectivo es una empresa que precisa honestidad, rajarse en canal para verse –cada cual es lo que sabe de la vida que vive- y enrolarse con comprometidos compañeros de viaje. De nosotros depende vivir en una sociedad interesante, y esa es nuestra responsabilidad. Lo sabemos, más ¡cuánto cuesta ponerse manos a la obra! Pero es necesario y sobre todo, posible. Somos seres capaces de auto-dirigirnos, de modificar nuestra trayectoria vital. Ahora bien, realizar propuestas que afecten a un colectivo y ejecutarlas exige búsqueda de información y estudio, en definitiva, formación permanente, asignatura pendiente para muchos de nuestros jóvenes, amas de casa, autónomos, asalariados y parados. Lo señaló LÈVY: “Sólo los aventureros del SABER despiertan la tierra.” Una aventura que exige de lentitud y constancia ajenas a la vacuidad que nos atenaza. Apostar por un futuro mejor implica modificar esta situación, de otra manera la parálisis social es inevitable. No hay por qué embarcarse en grandes proyectos, pero es necesario comenzar ya. A ese tipo de aventuras si me presto y me prestaré. A las que impliquen pasar de la mentalidad anclada en el territorio a otra abierta a las posibilidades del conocimiento. A desanclarse de lo establecido para explorar nuevos caminos. A propiciar que se abandone el miedo ancestral en esta tierra a disentir y exponerse públicamente, porque contrariamente a lo que se cree, abrirse, manifestarse, te hace más fuerte ya que cuanto menos escondes, menos dependes de lo que te puedan descubrir. Dice Punset que la felicidad es ausencia de miedo por lo que un colectivo compuesto de individualidades poderosas y con menos miedo será más vigorosa y feliz. Las tensiones en su interior, sin duda serán intensas, pero también lo serán los encuentros y los vínculos sociales.

Un apunte más. Parafraseando a Ludovico Silva, lo importante es cambiar la forma de cambiar.  Un ejemplo. En las pasadas elecciones sustituimos al partido gobernante sin que la vida municipal se haya tan siquiera mínimamente transformado. Los mismos defectos (algunos incluso más acentuados),  la misma falta de visión, la misma ausencia de proyecto de pueblo que sus antecesores. Llevar a cabo una modificación en la línea de actuación municipal, hubiese precisado de evaluación, planificación y movilización comunitaria, proceso que no se llevó  a cabo. El cambio al que me refiero  vendrá porque sea sentido como necesidad o no vendrá. Sólo quienes la sintamos estaremos dispuestos a dar el siguiente paso, concretando algún proyecto en el área de nuestra especialización. Será, dadas nuestras limitaciones, de escasa envergadura, pero siempre que suponga un paso hacia adelante, merecerá la pena. En el ámbito de mi profesión, ya tengo alguna idea al respecto a la que espero dar forma en un futuro próximo.  Animo desde aquí a los que no se dejan contagiar por la abulia ni  por quienes han convertido el anquilosamiento y la ignorancia en su propia cárcel, a asociarse y a “pringarse” por un pueblo mejor. Solo hay que arremangarse. Villarta lo exige y se lo merece. 



(1)     Hemos asistido a la inauguración de un nuevo  auditorio.

- Se empezó a construir con la anterior corporación (PSOE).

- No se divulgó entre la población sus características ni su coste. El presupuesto era de  un millón cien mil euros.

- No se revisó por sus promotores ni se consultó la oportunidad de tal gasto aunque ya había comenzado la crisis económica. Vieja política: el pueblo no cuenta.

- El coste final ha sido de un millón setecientos mil euros con una desviación presupuestaria de 600.000 euros (casi un 55% más del gasto previsto), lo que para un pueblo de 3000 habitantes es una cantidad considerable. O no estaba bien hecho el presupuesto o se ha gestionado mal, o las dos cosas.

-En contra de lo que ha publicado el portavoz del PSOE en el ayuntamiento, al pueblo, es decir a todos nosotros, el auditorio nos ha costado 770.858 euros procedentes del canon de  las plantas termosolares, que eran nuestros y se podrían haber invertido de otra manera. Personalmente opino que no debería de haberse pasado del millón trescientos mil euros. No están los tiempos para funcionar como nuevos ricos.  De esa manera se hubiese dispuesto de cuatrocientos  mil euros para realizar otras inversiones.

-La actual corporación (PP) tampoco difundió la previsión del  coste de su finalización, sobre la que podríamos haber opinado dada su magnitud, ofreciendo alternativas. Continuación de la vieja política: el pueblo no cuenta.

-La desviación presupuestaría, gestionada por el actual equipo de gobierno y apoyada por la oposición abre interrogantes. ¿Razones de tan gran aumento de gasto? ¿Cómo se ha hecho la adjudicación de proveedores? ¿Intermediarios? ¿Ha habido transparencia en su gestión?  Información sobre el particular no se nos ha dado.

- El funcionamiento que he descrito es el que se considera “normal” por quienes ostentan puestos políticos en nuestra localidad. Se habla de la categoría del auditorio. Hombre, con el dineral gastado no podía ser de otra manera. Para mí, lo normal hubiera sido construirlo  desviándose lo menos posible del presupuesto,  y además haber realizado una inversión que hubiese podido generar otros beneficios para el pueblo. Y no me vengan con que es un dinero con el que no se podría haber hecho eso, porque del millón doscientos mil euros que se ingresaron de las plantas termosolares, la actual corporación ha empleado cerca de quinientos mil euros en gasto corriente,  debido a que la Junta de Castilla la Mancha no abonaba  el dinero que nos debía.

-Los ciudadanos hemos visto crecer el auditorio como quien ve crecer una seta sin cuestionarnos lo que nos supondría y si se podría haber llevado a cabo de otra manera. No niego la necesidad que como pueblo teníamos de él, pero sí la cantidad invertida  y el procedimiento seguido. Ya está ahí y como todos vosotros lo disfrutaré cuanto pueda. Pero es ejemplo de una forma de entender la política que debe desterrarse y que no lo será si los ciudadanos no nos lo proponemos. Hay  un par de detalles que quiero resaltar. Yo habría puesto en la placa de inauguración del auditorio: “Auditorio inaugurado por el pueblo de Villarta el 23 de Enero de 2015” .Por el contrario, personalizar su inauguración en la primer edil me parece una postura trasnochada, que auspicia el personalismo, intencionalidad que no comparto. En segundo lugar, la última reforma de la plaza del Ayuntamiento se llevó a cabo tras  un concurso local de ideas.  Ahora, con el auditorio,  no se ha contado con la ciudadanía ni tan siquiera para ponerle nombre. Un auditorio para el pueblo pero sin el pueblo.



domingo, 28 de diciembre de 2014

DESIDERIUM

ABRIENDO BOCA.

                                                   
                   EL CUENTO DE NUNCA EMPEZAR

Cuando como todas las tardes, Salvador, un “fino” y emergente emprendedor de la localidad, llegó al bar a tomar café, se topó en la puerta con una pancarta que decía:
¡Aquí se pone café y copa a un explotador!
Al entrar, las cuatro o cinco personas que se encontraban en el interior, salieron mirándolo fijamente y sin decir palabra. El dueño del bar, molesto, esperó a que se marchasen para recoger la pancarta. Durante los dos días siguientes apenas aparecieron clientes por allí, aunque Sebastián acudió como si nada. Al tercero, la misma frase apareció escrita en la fachada del bar, que estuvo vacío.  Se borró la pintada y en las fechas siguientes los civiles patrullaron por los alrededores por si se repetía la acción. No hubo más.  La clientela hizo mutis total y el dueño del bar, sin mucho preguntar dedujo que tenía que elegir: atender a Salvador o cerrar.  

Así comenzó todo en el pueblo. Después vino la peluquería en la que se acicalaban la mujer e hijas de Salvador, el supermercado… 


DESIDERIUM.

Para ser ladrón se necesita valor. Hay que tener un par para ponerse delante de quien echa su peonada en tu finca, limpia en tu casa o embala en tu almacén de frutas y verduras, y abonarle tres o cuatro euros por hora trabajada, que es lo mismo que decirle: “Toma. Esto vales y da las gracias”. Yo no podría hacerlo, me estremezco con solo pensarlo. El emprendedor multinacional que factura por el trabajo del empleado especialista que ha desplazado a otro país, de tres o cinco veces lo que en realidad le paga, roba a manos llenas. Lo hace de frente, revestido de honorabilidad, la misma con la que amasa posesiones que son la envidia de sus trabajadores y de gran parte de la ciudadanía. Yo no podría hacerlo, os lo aseguro. Quien recontrata como becario a un titulado, bi-titulado o tri-titulado universitario, por unos exultantes 300, 400 o 700 euros, le sangra en cada uno de los diez millones trescientos sesenta y ocho mil segundos laborales de los seis meses de contrato. Tres ejemplos reales de los miles de asaltos diarios a la dignidad humana que se producen en España  y en los que estos cuatreros actúan con decisión, resolución, osadía y sobre  todo, desvergüenza, mucha desvergüenza.

Ante su postura caben cuatro opciones: dejarles hacer, plegarse, aliarse o enfrentarse a ellos. El adoctrinamiento ideológico capitalista existente en escuela y familia ha forjado, y continúa forjando en la mayoría de la población, la actitud de aceptar como “lógica” (sic) la postura del propietario o “emprendedor” que pretende obtener el máximo de ganancias a toda costa, en otras palabras, asumir que nos paguen lo que quieran, aunque pasemos necesidades, con tal de no pasar calamidades. Es una convicción socialmente horizontal de la que, junto a la tradicional minoría anticapitalista, sólo comienzan a renegar unos pocos de los muy afectados por la crisis, cuya acción en nuestros pueblos, sin apenas asociacionismo reivindicativo, está condenada al fracaso, pues por convicción, pasividad o sumisión, la inmensa mayoría de la población favorece y alimenta la voracidad acaparadora de esos pocos ignorando las consecuencias económicas negativas para todos que de ello se derivan.


En nuestros pueblos pervive el poso ideológico de la dictadura franquista de que se puede ser reivindicativo  en la intimidad, mientras que los conservadores, sobre todo la derecha filo-fascista,  hace gala de su ideología. Hay que cambiar el juego pues lo que se dilucida es nuestra forma de vida en el futuro inmediato. En estas fechas marcadas por los deseos vacuos de felicidad y prosperidad, hoy, este vocero espera que iniciemos la lucha por la dignidad comenzando por pequeñas cosas hasta tomar conciencia de nuestro poder, que se presione a los explotadores en su entorno cercano, que se les haga la vida incómoda en los pequeños detalles de la vida cotidiana, que les denunciemos con nuestra mirada y nuestros gestos allá donde les encontremos, que bombardeemos ideológicamente a sus lameculos  y pelotas,  que no hagamos negocio con quienes hacen negocios con ellos, que se sientan siempre en terreno hostil. Ese sería solo un primer paso, un paso inocente, una nadería comparado con el atentado a la dignidad que ellos ejecutan. Para ello se precisa decisión y por supuesto  asociacionismo. Que el año nuevo traiga por estos pagos de la Mancha un florecer de asociaciones, de las cuales ahora carecemos, cuya finalidad sea propiciar la justicia social y la vida digna de los ciudadanos. Salud.





sábado, 20 de septiembre de 2014

Provocación (I)




Un torero, un lancero de Tordesillas... es un provocador que expone descaradamente el placer que le produce hacer sufrir al toro hasta su muerte.

Para quienes matan al toro a lanzadas o estocadas y sus partidarios, el animalista que hace ostensible su oposición a tal actuación, es el irrespetuoso, el provocador. La razón de la sinrazón.

El lancero y el torero enojan al animalista y viceversa, pero son ellos quienes en un acto de animalidad inician la partida, y dan de lleno en el corazón del segundo, exigiendo, además, respeto (sic).

Que los animalistas manden a los taurinos a la historia es cuestión de poder, de quién sea capaz de imponerse a quién utilizando la fuerza de la ley y de la educación.

En nuestra sociedad, aún en gran parte condescendiente con el maltrato animal, poco a poco se abre paso una nueva conciencia sobre la animalidad que provocan en los taurinos -toreros, lanceros, aficionados a corridas, corre bous…- actitudes y comportamientos reaccionarios, embestidas en toda regla. Últimos cantos de espúrios cisnes.

Los reaccionarios taurinos instalados en el gobierno están utilizando la ley para imponer su visión de España, declarando los espectáculos taurinos patrimonio cultural inmaterial, soliviantando a los animalistas, quienes si llegan al poder, a buen seguro los prohibirán. Toma y daca.

Los reaccionarios no dudan en utilizar plazas de toros y escuelas de tauromaquia para intentar crear el apego de los niños a las corridas lo que  dice mucho del poco respeto que sienten por ellos. Asilvestramiento. 

En la confrontación con los maltratadores de animales no cabe hablar de tolerancia, muy al contrario, intransigencia total con ellos.

Como Soria con el Duero en voz de Gerardo Diego, y al igual que en otros tantos asuntos de la vida cotidiana, la escuela, indiferente o cobarde, se mantiene ciega, muda y sorda ante el cuestionamiento de los espectáculos de maltrato animal. Una provocación para los amantes de la dignidad y la libertad.












lunes, 1 de septiembre de 2014

Nuestra casa.

Derruimos una vieja bodega para construir nuestra casa. A golpes de posibilidades dinerarias vimos caer la desvencijada portada, tejas, avisperos, tapiales y tinajas. Nubes de polvo de derrumbe dieron paso a muros nuevos, esqueletos de pasillos y estancias, que, hoy, veintcuatro años después, aparecen vestidos de pasado y de anhelo de futuro. En ella asentamos nuestras vidas y vino a ellas nuestro segundo hijo. Creció la familia y creció la casa en una especie de sintonía sincopada, de paralelismo asincrónico no exento de poesía cerrándose hacia el sur y ampliándose en un porche columnado hacia el oeste que se abre hacia lo que hoy es un jardín sin pretensiones, en el que reinan una decena de árboles, geranios y pajarillos mil, nuestro Edén particular. Un expandirse limitado para crecer interiormente, como nuestras relaciones. Sus paredes han cambiado de color al compás del color de nuestras almas y salvo pequeños detalles, en su interior, desde hace 11 años permanece inalterable. Me gustaba vacía, me complace ahora. Una casa sin amueblar es un proyecto, un aquí voy a poner. Equipada es un libro en tres dimensiones en el que siempre queda algo por escribir, una línea por borrar, una  ilustración que añadir. Hay ilustraciones que son especiales señas de identidad: las fotografías. No hay hogar sin ellas. Sobre el vajillero del comedor, entre mis preferidas, una de nuestra boda y las de Juan y Álvaro, mis niños, mis hombres. Al mirarlas despliego la manta del tiempo tejida con el hilo de los recuerdos. En ellas nos encuentro hermosos. ¿Quién no se ve apuesto en un retrato de veinte años atrás?  Avivando emociones y sentimientos, las fotografías son señuelos de lo que hoy decimos que fuimos. Hubo un tiempo en que me producían cierta nostalgia, una tenue añoranza del pasado. Ahora las miro como estelas del camino, vestigios que en dos generaciones desaparecerán  en un cubo de basura, algo que a nosotros nos sucederá antes.  Hace unos años, sentados en el porche se lo dije: ¿quién, tras nosotros,  tomará posesión de estos lugares, dormirá en nuestra alcoba, segará nuestros árboles? Una punzada me sacudió entero ante una pregunta que sonaba a profanación. Se difuminó en cuanto el brote emocional tornó en mera curiosidad. Y es que las casas que construimos y habitamos, viven en nosotros. Nos atrapan. Pocos tienen la casa que desean pero todos queremos la casa que tenemos. No hay otra. Pura subsistencia.

Nuestras casas, espacios acotados de fronteras inflexibles…-¿cómo nuestro pensamiento?- se erigen sobre pilares o cimientos, cuando podrían estarlo sobre superficies  móviles y equirresistentes para  gozar de la posibilidad de cambiar a placer su ubicación y la distribución de muros o tabiques. Imagino éstos a modo de lienzos, recios, pero a la vez hiperligeros, dúctiles, flexibles, susceptibles de ser modelados, extensibles hacia cualquier dirección y punto del espacio, de forma que a modo de envoltura, ejerciesen a la vez de pared, tejado y suelo. Si de ellos dispusiésemos, generaríamos volúmenes insospechados, espacios hoy considerados imposibles. Unos pellizcos en el suelo  para crear un sinuoso o irreverente conjunto de estalagmitas en una estancia. Un estirón y unos dobleces para gozar de sugerentes plisados en una pared. Abrir o anular  conectores entre habitaciones o viviendas próximas en forma de tubo informe, tobogán o rampa ramificada. Sugestión y encantamiento. Cada casa, cada agrupamiento urbano, sería un espacio incógnita, un relato inacabado, un reto y un juego para la imaginación individual y colectiva. Un hábitat en transformación constante para un ser humano capaz de reinventarse continuamente.

Pero lo que es, es. No se pliega a capricho esta casa de cemento y piedra. Surgió, como  nuestro amor, al ritmo cadencioso de varias primaveras. Es su fachada enagua de cemento gris que sueño cubrir de estuco marmolado con mis manos; su sótano, vientre desnudo que me seduce tapizar con arcillosos relieves de vides y olivos,  de juncos y rio, de cereal y  de barbecho; su tejado, celada a elevar unos palmos para mudarla en aposento de compañeros e hijos de los hijos; su jardín, apéndice a la espera de su pequeño estanque, corazón y surtidor de susurrantes canalillos que alivien la sequía del estío y solacen el espíritu. En sus pasillos pintaría…  …  …  Planes, intenciones, para mi segunda piel, o tal vez quimeras de unos brazos que se asoman a la senectud como si nada. Los humanos, como las casas, somos obra sin concluir y como ellas, territorio a ocupar y desahuciar. La superficialidad, la vida happy, el conformismo, lo de siempre, el bien quedar, lo que hace todo el mundo, el utilitarismo y la rancia religiosidad, insaciables invasores de mentes, trabajan a diario para expulsar a ciudadanos de los viveros de la dignidad. Los indignos construyen casas indignas por hermosas que parezcan. El Vaticano es un pecado de soberbia, como tantos otros palacios y templos del pasado  y del presente, como tantas otras mansiones de nuestros pueblos y como lo son las colmenas urbanas, hijas de la avariciosa maldad de constructores y financieros. ­­­­­­­­­­­­­Vivir en un palacio refuerza al poderoso en su poder, hacerlo en un habitáculo de cuarenta o sesenta metros cuadrados, le recuerda al débil la fragilidad de su subsistencia. Nos urge  tomar conciencia del propio poder, desinfectar la casa interior del virus de la sumisión y DESOCUPAR la casa exterior para HABITARLA. Conozco a quienes más que casa mantienen un motel de habitaciones varias, un espacio-fonda en el que comer y dormir pero en el que no cabe intimidad compartida, complicidad y respeto en lo cotidiano, vida más allá de lo trivial. Casas vacías. Desahucio personal. 


Tengo fortuna. Es nuestra casa de cerradura abierta y abrazo largo, espaciosa y clara. De dos o tres grietas, arrugas de asentamiento, unas cuantas menos de las que  llevo en el rostro y el corazón. Con puertas sin cerrojos pero que dan portazo a la incongruencia. De hablar sincero,  estruendoso a veces, como el piar matinal de los gorriones enramados en el jardín. Tumba de intimidades propias y ajenas  que jamás lo será de mis cenizas pues la quiero legar sin ataduras. Abrigo incondicional para los que amamos y para los que nos aman. Ni vientre materno, ni intemporal fortaleza, debería aprender a guardarle distancia por si me viese forzado a abandonarla a causa de alguna de esas tres cosas de la vida. A ella llegamos con la cabeza alta, como llegaron a las suyas esos miles a quienes banqueros y políticos, desde sus indignas sedes y la hoy no menos indigna mesa del consejo de ministros, están dejando a diario en la calle. En ella transcurrimos, desde ella transitamos a un mundo que cada día me complace menos porque lo comprendo más. Doloroso goce el conocimiento. A veces, en la noche, desde su tejado busco entre las sombras baobabs propios y ajenos para talarlos con el pensamiento a sabiendas de que volverán a brotar. Allí, en pie, bajo las estrellas, levanto un mundo que nunca podrás tener. 


martes, 22 de julio de 2014

Nunca estamos solos.

Eres médico. Tienes un hijo de 23 años, estudiante de medicina. Acude como piquete informativo a un local abierto un día de huelga general. Su dueña interpone una denuncia ante los desperfectos y las amenazas que le infieren, entre otros, tu hijo. Te llega el aviso del juzgado y te entra la vena de persona de orden. Si es que sois mu deslenguaos. Si es que os pasáis. Después, te das cuenta de la situación y recoges velas. Te lo dije, ten cuidao. Que estos son unos fachas y van a joder. Pero vamos a ver ¿Por qué te denuncian? Porque me identificó la policía. ¿Y por qué acudió la policía? ¡Pero si la policía venía con nosotros escoltándonos todo el tiempo! ¿Entonces? ¡Joder!¡Qué casualidad papá! ¡La dueña acusa a los que nos pidieron el carnet! Expones tus convicciones de siempre. Un piquete informativo no puede tener manga ancha, no debe ser violento. Se puede, pero nunca se ha de contrarrestar la frecuente violencia empresarial  y gubernamental de guante blanco, con otro tipo de violencia.  Lo hablas con él. Te pones profundo. ¿Consideras que tu comportamiento es el ejemplo a seguir?  ¿Podríamos autorizar por ley la realización de pintadas en la propiedad de alguien o agredirle verbalmente para que se sume a la huelga? ¿Cuál era tu finalidad: convencer a la dueña del bar para que constituyera contigo un frente de acción o demostrar que puedes  imponer tus tesis?  Papá,  Kant, siempre Kant, pero… te sigo. Si la dueña del bar apoya la reforma laboral, que nos quita derechos, está coaccionándonos y,si la coaccionamos, es porque ella nos coacciona. Defendemos nuestra libertad. ¿Estás seguro de que ella está a favor de la reforma del gobierno o  en contra de usar ESTA huelga como forma de lucha por la libertad?  Os miráis. Os comprendéis. Estáis a la espera de una sanción inevitable. ¿Pero cuál?

Pasan los meses. ¡Pá vivirlos! Entretanto tu hijo continúa sus estudios de medicina y aunque estás preso de la preocupación y el miedo, tienes cierta esperanza. Al fin y al cabo el fiscal le pide un año de privación de libertad y una multa. Aunque le condenen, no irá a prisión. Llega el día en que tu hijo pone en tus manos la sentencia. Viendo su cara no te hace falta leerla. Vas directo al final, donde aparece escrito en letras grandes el FALLO. Tres años y un día de presidio.  1096 puñaladas en tu corazón de ciudadano, un instante de incredulidad y después  ira, una tormenta de ira. ¡Dios! ¡Qué hijos de puta!

Lees la sentencia veinte veces. Conforme profundizas en su análisis no puedes evitar pensar que el juez ha llegado a donde quería y no a donde debia, porque ninguna cabeza justa puede defender que la pena sea proporcional a la falta. Lo adivinas entre líneas. Para tí hay un hilo conductor muy sutil en la disposición de los elementos de juicio en los que se sustenta y lo que considera hechos probados, y que parte de la convicción personal del juez de lo innecesario de los piquetes informativos y el papel coactivo que les adjudica. De ahí que no crea a tu hijo ni dé validez a las declaraciones de sus testigos pero si a las de la denunciante a la que considera persona cabal y sin animadversión hacia él. Su decisión sobre lo que considera está probado implica la aplicación del artículo 315 del código penal, lo que, por lo desproporcionado de la pena  le debía haber hecho reconsiderarla. Por principio una sentencia no puede causar más dolor que el que intenta reparar y ésta lo hace. Resuenan en tu cabeza las palabras de Gonzalo Moliner, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial recomendando a los jueces su implicación en la interpretación de la ley para proteger a los afectados por los desahucios hasta que la legislación se modifique. "Los jueces tienen posibilidades que la letra de la ley no les da, porque no son meros aplicadores de la letra de la ley." Algo parecido sucede con la sentencia de tu hijo ante la necesaria revisión del artículo 135. ¿Que iba con 30 o 40 personas? ¿Y qué? ¡Que condenen a cada uno de los 30 o 40 por lo que cada uno hizo aquella noche! ¡Que a mi hijo lo condenen proporcionalmente a su falta pero que no le trunquen la vida en nombre de la justicia!

Recurso contra la sentencia, petición de indulto al ministro que ha indultado a un conductor kamikace, corruptos, mossos de escuadra condenados por tortura, algún familiar...pero nada. Llevas a tu hijo ante la puerta de la cárcel. No quieres abrirle pero el odio llama a la puerta de tu corazón. Odio hacia el legislador, hacia esos políticos, que todos sabemos de qué partidos son, que ven, oyen y escuchan a su conveniencia y redactan leyes como ésta; hacia el juez que a buen seguro hubiese visto otra salida en caso de que hubiese sido un hijo suyo el acusado, aunque él no lo hubiese podido juzgar y que no ha estado a la altura. "Con leyes perfectas un mal juez comete injusticias; en cambio, con leyes injustas o deficientes, un buen juez hace justicia" , sentencia de Laurent que no te deja lugar a dudas. Odio hacia aquellos compañeros o conocidos que te dan la palmadita en la espalda para acompañarte en la desgracia de tener un hijo "revolucionario". Odio hacia aquellos ciudadanos que están al sol que mas calienta, lameculos del concejalillo de turno y que engrasan con su displicencia las ruedas de la injusticia.

Pero estamos otros. A tu lado estámos los que sentimos como nuestro lo que tu sientes, los que tenemos hijos comprometidos, los que se manifiestan en las calles pidiendo justicia para el tuyo, y eso te da fuerzas y te lleva a confiar en un final diferente. No estás solo. Nunca estamos solos. 

PD. Acabo esta entrada dedicada a Carlos Cano y veo a Cañamero anunciando en la Cuatro que la Audiencia Provincial de Granada ha decidido excarcelarlo. No tengo palabras. En llamas.



martes, 3 de junio de 2014

Ela.

Tez noche. Pelo noche. Mirada noche. Estatua encarnada. Timidez desnuda. Muda como el silencio mudo. Misterio impropio de trece años. No le conocí amigas ni amigos. Yo le hablaba, le ordenaba tareas, pero no le comunicaba y día tras día me sentí fracasar ante ella. Pasamos el curso en gris, ni “pa” suspender ni “pa” aprobar, así que… le aprobé. Dejó el título de graduado escolar en espera, porque sus padres eran de los que negaban a sus vástagas continuar estudios. A lo que no esperó fue a despertar a la vida de la mano y los besos de un compañero de clase, repetidor y vividor. Me lo refirió él mismo al reencontrarnos veinte años después, en un momento de nostalgia. En la excursión fin de curso, me dijo. La noche que bajamos a la playa. Por un momento me escabullí hacia el chiringuito cercano a  comprar tabaco. Cuando di la vuelta para regresar, la vi, de pie, absorta, mirándome enmarcado en el mar.  No supe por qué, pero me acerqué, le tomé la mano y paseamos en silencio bordeando el ingente azul. Nos sentamos. Temblaba. La atraje hacia mí y pasó lo que pasó. Mi sorpresa avivó aún más la picardía en sus ojos. “Si, tan calladita”, dijo buscando en mí la complicidad de macho. Me  molestó su comentario. No pregunté. Renuncié a saber qué pasó, fuese todo, nada, casi nada o casi todo. En aquel momento la quiso callada pero no ausente. Con una mirada consiguió un mundo y ahora menospreciaba todo aquello.


Probablemente Ela obtuvo lo que anhelaba desde que él apareció en clase. Si fue así, no supe verlo. En las escuelas, a menudo, estamos ciegos o cuanto menos, tuertos. La vida no pide permiso a maestros, padres, papas, presidentes, ni ministros. Somos sus prisioneros y lacayos. Aun en el suicidio, es ella quien da la orden. Como silencio, Ela tituló. Como silencio suscitó pasión. No fui testigo cercano de su evolución. Con el tiempo le llegaron el amor, hijos y nietos. Capaz de reproducirse en estado de larva, cada vez que la veo me parece estar a la espera de una transformación que no llegará nunca. Ela, minarete egregio, mar incierto. Crisálida del desierto.


                                                                 
                             Diario de la escuela oculta