domingo, 11 de septiembre de 2011

LA VIÑA HUMANA


Mañana dilatada al máximo. Cerca de las cuatro de la tarde y sin comer. Pisando el acelerador hasta los ciento  y muchos, me encuentro en medio del  mar de pámpanas que parece abrirse mágicamente a mi paso. El septembrino sol se diluye sobre  desmayadas vides que no hablan pero que en todo expresan su ESCLAVITUD. 

Esclavas del hombre, como el hombre. Estacas amputadas e implantadas en terrenos por ellas no elegidos al igual que los hombres obligados a buscar sustento donde les mandan o dejan quienes, por no sé cuantas leyes inventadas, se hicieron y se hacen dueños de un mundo que es de todos los que en él estamos y de los que están por venir. 

Estacas enraizadas, hasta que, quien las explota, las arranca  a conveniencia como sucede a los trabajadores despedidos a cuenta del aumento de dividendos; almas  cuya dedicación o esfuerzo no tiene cabida en el haber de los balances contables de una insensible economía alejada de la fraternidad y la poesía.


Vides esculpidas a placer por el podador invernal, quien con calculados cortes, pretende el mayor fruto en la próxima cosecha. Pero también  vides a las que en la primavera se les amputan improductivos o excedentes tallos por los que emerge en libertad su natural fecundidad  y su energía. Se reconduce su vitalidad como se reconducen las mentes de los hombres: Nada de ir por libre. Libertad, la mínima: posición, número y tamaño de los racimos siempre que sea rentable. En la esfera humana, algo parecido. Innovación dirigida al aumento de la productividad. Vida mercantilizada con déficit existencial del que se olvidan a propósito gobernantes y partidos, pues ¡qué mejor vida pueden imaginar dirigentes y financieros que  la que  llevan exprimiendo sus viñas humanas¡ 

En su belleza los racimos portan su historia de esclavitud y en cómo somos, los hombres manifestamos la nuestra. La historia de la humanidad es la historia de la lucha de los individuos y de los pueblos por la libertad. La de los individuos solidarios tiene los mayores costes. Se juegan la vida y apenas dejan poso en nosotros. Los asesinatos de dirigentes sindicalistas de la Coca-Cola[1] en Sudamérica  así lo atestiguan. Seguimos consumiéndola, “ignorando” que con cada uno de nuestros sorbos ingerimos gotas de su sangre. 

Quien no tiene conciencia de su sometimiento al “orden” social no puede vislumbrar otros horizontes. Será, hasta el día de su muerte, vid de frutos anhelados  en mano de sus dueños. Morirá ¿en paz?  . Quién teniéndola,  anide en el individualismo insolidario, acabará como la cepa granillera, exuberante follaje pero infructuoso esfuerzo. Vanidad baldía. Locura.  

Esclavos somos, si.  Del horario, del trabajo, de los honorarios, de las leyes, de los recortes, de la eliminación de servicios... Todo por “nuestro bien”, por “nosotros” pero sin nuestra autorización. El porqué de esta situación lo expresó claramente sir Herbert Read (2): … “la cuestión radica hoy en la imposibilidad física de la democracia. En conglomerados de millones de individuos, puede haber gobierno del pueblo y hasta gobierno para el pueblo, pero nunca, ni por un instante gobierno por el pueblo. Empero esta es la prueba decisiva, ya que si el pueblo no se gobierna por él mismo hay alguien que lo gobierna; ipso facto ha dejado de ser una democracia. Y esto no es un mero acertijo lógico: la democracia (libertad-igualdad-fraternidad(3)) jamás ha existido en los tiempos modernos”

Vendrán otras elecciones y otras y otras, pero con este tipo de gobierno, esclavos seremos y por obedientes esclavos nos tendrán.  Pero…¿entonces qué?...Me vienen a la memoria las palabras que mi amigo Juli, con su habitual perspicacia producto de sus muchas horas detrás de una barra de bar, me dijo en cierta ocasión tras escucharme hablar sobre este tema: ¡Qué suerte tengo de ser tonto! 

Fin del viaje. En casa me esperan reconfortante comida y siesta. De momento no tengo más remedio que finalizar así, en estado de interrogación: ¿entonces qué?... Mañana, ...ya se me ocurrirá algo.





(2) Herbert Read. “Al diablo con la cultura!. Ed. Proyección. Buenos Aires.1974
(3) En negrita, añadido mío.

4 comentarios:

  1. Yo te digo, que aunque parezca que a una viña la manejas a tu antojo y que es tu subordinada, al final, toda posesión o incluso todo liderazgo también te esclaviza a ti y te hace menos libre.

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  2. Me has recordado Juan, el final de "Lo que el viento se llevó".... Mañana será otro día..

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  3. Me has recordado el final de "Lo que el viento se llevó"....

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