miércoles, 25 de abril de 2012

NO al Heredero



Tiene un millonario contrato de aprendiz. Comenzará a ejercer próximo a los cincuentena. Apenas descenderá a la calle salvo para mostrarse como un artículo de lujo que dice pertenecernos a todos, demagogia pueril, engaño para mentes ancladas en el infantilismo.

Algunos escribieron en una constitución que será jefe del estado por ser hijo de su padre. Pero las leyes no dejan de ser obligaciones a ignorar, soslayar o modificar cuando no llevan la impronta de la razón. El corazón de un hombre que dice tener derecho a ser rey en función de su nacimiento sin que por un momento se digne a escuchar si el pueblo quiere mantener un trono para él, es un corazón dominado por el afán de permanecer en la cúspide del elitismo económico y social en el que siempre ha vivido y que se autojustifica bajo el mantra del servicio público. Es un corazón egoísta envuelto en la hermosa apariencia de un hombre atractivo rodeado de una familia de anuncio que se vende por un buen precio.

¿Alguien lo imagina con la dosis necesaria de honradez como para propiciar un referéndum sobre su ascensión al trono? Sólo así podría legitimarse.Como  hombre, aspiro a ser mi propio rey, por eso no puedo apreciar a quién me quiere como súbdito-ciudadano así como tampoco puedo estimar a quienes le utilizan para mantener sus privilegios y pretenden imponérmelo. Porque ...¿con quién se relaciona un rey?,...¿con el pueblo llano?¿Qué vive un rey?,...¿las miserias del despido?,¿la humillación del deshaucio?,¿la alineación del paro?...

Si el rey de la constitución es el símbolo de la permanencia y unidad de este estado a todas luces débilmente democrático, no quiero que su heredero lo perpetúe.

El rey de la constitución arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones. Es evidente que más que "regular" algunas funcionan mal, como el parlamento, saturado de reglamentos obstruccionistas que intentan evitar que en él se escuchen con nitidez la voz de los discrepantes. Si el rey no puede hacer que funcione mejor, no sé para que lo quiero. No necesito un rey que proteja bajo su manto tal desaguisado como tampoco quiero que, como reza la constitución, se administre justicia en su nombre sino en el del pueblo, un matiz de gran importancia para desterrar el paternalismo real innecesario. Me reafirmo: que no exista rey ni ninguno de sus herederos para mantener lo que estoy viviendo.

Hay quienes me dicen que en nada les afecta la existencia de un rey. Otros, que rey o presidente republicano, tal para cual. Desengañaos. Un rey es artilugio para maquillar la realidad, imagen arquetípica del señor de la que hay que liberarse en el camino hacia la maduración individual y colectiva. No quiero un rey, ni el que está por venir. Para rey, ya me tengo yo.               









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